Silentes
Arrogancia. Espasmo. Emplaste. Río de palabras que desgastan. Asideros de aire. Concluye la tarde. Muere en la noche por falta de sangre que le alimentará mañana si el día le abre venas de esperanza. Volvió la desgana, por falta de alguien cubierto de ayes con desesperanza. ¡Silencio! ¡Que nadie lo hable! ¡Silencio! ¡Que el mundo se calle! ¿Dónde nuestras voces? ¿Dónde nuestras carnes? ¿Dónde? Arranca mis ayes. Lamentos ahogados en sangre de desesperanza. Testigos se duermen y miran opacos vuestras anudadas carnes ahogadas en sombras. ¡Testigos! ¡Hablad! ¡No seáis cómplices! No paséis de largo. No seáis cobardes. Abandonaréis sabiendo de humano desastre. Armas amamantan las venas sangrantes que siguen a delante moliendo sus carnes.