10 de febrero
El contacto social puede quitarte energía.
He llegado a somatizar tras una convivencia.
Ahora me retiro. No me expongo.
Antes era más complicado.
Estar jubilada me permite temporalizar.
Mi contacto con el mundo es mínimo. He dejado de interesarme por lo que los informativos cuentan.
Cada día hay un periódico en casa y yo no le hago ni caso. Queda con la primera plana a la vista. Tengo escasa curiosidad.
De lejos, desde otro espacio, puedo oír la tele. Le hago poco caso.
A veces escucho algo.
Ando en pantallas.
Vivo bastante al margen, alimentando mis curiosidades y creatividad.
Desde noviembre voy narrando una novela. Hoy parece que no me viene nada a escribir.
He empezado en paralelo y en catalán la consecuencia tras cuatro años.
Hay dos personajes mujeres cuarentonas embarazadas. En ese avance una niña, Quima, nieta de Rosa, hija de Marina y Luis, hermana de Anna y Raúl. La otra pensaba fuera niña, pero puede venirme distinto. En ese caso Emi, como la abuela y bisabuela difuntas, hija de Elena y Emilio.
Emilio con la niña, aunque no vive con ellas, no vuelve a Barcelona. La lleva a su casa, pero Elena no va con ellos. Es una tutela compartida, sin papeles, en la que entre ellos dos sigue habiendo intimidad, pero no exclusividad.
Elegí usar el diario de Raúl para seguir con la historia, porque narrarlo no me fluye y siempre pueden revisarse aspectos desde su mirada.
En esos momentos futuros en que la pequeña Emi se dará interacción con la vecina que seguirá siendo el soporte doméstico.
Pensaba que se reflejaran algunos aspectos en comentarios de Raúl, porque ella es de las que fisgonean y a él no le gusta que le toquen sus cosas.
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