18 de enero

 


Estaba en el primer año de bachillerato. Aquel que se estudiaba una vez superadas la pruebas de ingreso, a partir de los diez años. Un equivalente al quinto curso de Primaria.

Teníamos profesor o profesora por asignatura.

La que traigo a colación era profesora de Lengua. No recuerdo bien cómo se denominaba la asignatura.

A su demanda le llevé uno de mis libros. Una maravilla que siempre añoraré, porque no me lo devolvió.

Era de formato amplio, con ilustraciones de trazo de tinta. Algunas sinuosamente asoman a mi mente. Era algo de mito y fantasía, rusos, creo. Encuentro Cuentos y leyendas rusos, ilustraciones en color, aquel era tinta negra, no coloreado. 


Era yo tan niña, que no puedo recordar de dónde me venía. Si me lo regalaron usado o nuevo. Lo que sí tengo es una herida abierta.

Ahora pensaba, viendo los libros que podría leer en Biblio digital, que me gustaría leer alguna vez algunos de aquellos cuentos.

Ella seguramente tendría un buen tajo de libros, pero yo no. 

Se lo quedó, o simplemente se le olvidó bajo pilas de libros y dosieres, u olvidó quien se lo dejó.

Un sabor amargo me la hace recordar. En los próximos cursos tuve otro profesorado. A ella nunca más.

Las personas tenemos muchos perfiles, a mí de ella no me quedó el mejor.


Aquellas ilustraciones fueron el germen de mi afición a dibujar. Eso y el éxito académico en la materia.


Cuentos de hadas bohemios. Acaba de venir a mi mente.

18:07

Miércoles 18 de enero del 2023

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