23 de febrero

 


Ayer fue un día de atención hacia fuera. Los niños es lo que tienen. Con ellos no hay yo. Para ellos y con ellos.

Hoy de resaca. Constipado o que se yo.

Mucosidad. No paro.

Tengo los pies helados.

Congestión. Vías altas.

Me puse visvaporus en las plantas de los pies. Me hice tomillo con miel. 

Pañuelos de papel.

Lavar las manos.

Agua. Beber.

Tenía la comida que quedó anteayer.

Ayer volví a los plátanos. Dos ayer, dos hoy, de momento.

A los niños les hice macarrones. Éxito.

Hice una quiché sobre una base que no volveré a coger. Para salir del paso. Supuse que sería otra cosa, eran láminas muy finas de masa. Las puse todas y sobre ellas el contenido que quedó bien rico.

Llevo moqueando desde que me levanté, poco más de las ocho. 

Suerte que dormí.

A ver si lo supero mañana.

El sábado celebran el cumple de P, y el lunes viajamos. 

Este resfriado me cae en mal momento.

El viernes por la tarde estuvimos en terraza. Eran días primaverales. A llegó enfermo, aunque evitó acercarse, a mí me da que lo pillé entonces. 

El domingo comimos juntos, en interior.

Anteayer, martes se quedaron en casa, ellos lo seguían sufriendo. Yo me quejé de la alergia, porque acusaba olores que me desagradaban.

Empezó a cambiar el tiempo.

Ayer miércoles estuvimos en exterior.

Sobreexpuesta, al fin he caído.

Anoche hice uso del hemicraneal porque me vi migrañosa. 

Después de marcharse, me quedé en casa, no hubiera podido ir, me sentía sin energía. Me acosté temprano. Hoy mi energía no era tan baja, pero el proceso se ha impuesto.

 

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