Insignificante
Insignificante es lo que se es. Sólo cuentas para bulto. Para enriquecer egos o las arcas rebosantes.
El grano molido de pimienta. Un resto en cenizas o polvo. Energía de producción y consumo.
Nadie.
Sustituible.
Sólo sobrevives si no contaminan tu aire. Si no se apropian de tus necesidades.
¡Y vas y les regalas las llaves!
Pones tu cuello expuesto a que te lo sajen.
Tu miedo te ata.
No piensas que sin tus manos no hay nada.
La máquina se apaga.
Desconfías de tu semejante.
No crees en la condición humana.
Quieres ese paraíso de brillo y abundancia que nunca está a tu alcance.
Eres nadie.
Lo sabes.
Es la única certeza con la que te acuestas en tu rincón de calma.
Otros mundos soportan hambrunas, guerras, violencias,…
Te crees a salvo. Por eso afirmas los cimientos de un mundo que se desmorona.
No crees.
Te ves sin nada en lo imaginable.
Por eso les aplaudes.
Por eso les sigues.
Tu deseo más profundo es ser uno de ellos.
Ese es tu oscuro sueño.
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