Mamá

 


Mamá decía que en lo mismo la mujer es mejor.

La vida me ha puesto ejemplos.

Yo diría que no sólo es mejor, sino que es eficaz en aquello que se propone, aunque prioriza lo emocional en muchos casos.

Ella misma, más joven que yo ahora, con la jubilación de papá se buscó actividades. Estaba acostumbrada a llevar la casa y participar del negocio familiar, yendo unas horas a la vaquería a trabajar sin ningún reconocimiento.

Se jubiló papá y ella siguió con la casa.

El caso es que disfrutaba de sus grupos de amigas y hacía excursiones y quedaba todas las tardes en una cafetería a pasar el rato con juegos de cartas.

A mi madre, como a mi abuela Carmen, siempre recurrían en la familia.

Ella fue a atender a su nieta, antes a estar un rato con el bebé, hijo de mi prima para que éste no le diera tanto trabajo. Acompañó en el hospital a aquellos familiares que lo necesitaron.

Siempre llegó para los demás.

Estaba ella disfrutando de esas compañías cuando su cuñada la necesitó. Lo dejó y sin dudarlo hizo por ella y su marido más de lo esperable.

Siempre dio más. Se movía por el corazón.

Creo que en su vejez se decepcionó, porque quedó olvidada cuando estuvo días metida en casa. Suerte tuvo de nosotros, porque los demás apenas fueron capaces de pensar que una visita de vez en cuando le hubiera hecho bien.

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