Pasado, presente y futuro

 


Cuando nos vamos, lo hacemos empujando un carro de deseo que no se corresponde con lo cierto y verdadero.


A veces nos vamos yendo.


Otras, seguimos un impulso hacía un lugar desconocido, pintado en un tapiz plano de irrealidad.


Dimos ese paso, sin revisar consecuencias.


No sabíamos que era imposible.

No se puede estar en uno y otro lado. 

Se acaba sin estar en esos espacios.


Toca regresar.

No puede haber más dilación.

Se sabía.

Siempre se llega al borde de un precipicio.


Las rutinas del día a día intentan ubicarnos en lo previsible.

La monotonía las merma.

El cúmulo alimenta ansiedad y menoscabo.

El tiempo tritura la esperanza.

Parece que en la quietud el tiempo pasa sin remedio.

Acelerado.

Traspasando días, meses y años.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Llegir mou el pensament

Evocando a mis vecinos del tiempo infantil

De rodillas