Condición y condicionantes
Remugaba. Protestaba por todo. Me quejaba. Adusta. Mal carnada. Enfaduca.
¿Qué me molestaba que respondía con acritud?
No puedo señalar con certeza aquella situación.
Estar en un entorno familiar discriminada por mi condición diferenciada.
En la época que iba a repartir leche por las casas, a mi hermano le daban más propina por ser chico. Esa era una.
Los familiares le alababan, de mí se decían cosas que he ido borrando, de mi apariencia.
Tanto cuajaron que la última vez que alguien habló del parecido con mi padre me molesté.
Se confabularon para hacerme ese desprecio.
Mi respuesta fue quererme mucho.
Mi piel morena, porque estaba expuesta al sol muy a menudo, ha cambiado. Ahora no soy tan morena.
Cuando la mayoría buscaban tostarse en las playas, yo con un día tenía bastante.
He llegado a calibrar mi físico en pros y contras.
Aún no puedo cantar victoria.
Lo consiguieron.
Me recluyeron en sus límites.
Parece que ese era el camino. Dominio sobre mí.
He ido saliendo de eso.
Dentro de menos de dos meses cumpliré los setenta, y todavía salgo al mundo condicionada por lo que de mí se pueda ponderar.
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