El callejón

 El callejón 

Viví en el antiguo barrio de las Tenerías.

Regresaba con cierta tensión bajo las pocas luces que lo iluminaban. 

Hoy tendría miedo.

La vida me ha abierto esos miedos otrora inexistentes.

El camino no estaba asfaltado. Ni tenía aceras.

A la izquierda tapia de huertas, y seguido casas de pocos vecinos.

A la derecha un almacén y tostadero de café. También chocolate.

En ese tramo un giro, quizás de noventa grados.

Desde la revuelta, nuevamente tapias de huertas, a uno y otro lado. Al fin fondo la puerta. Su llave esperaba que quien fuera último cerrara. Eso era una gran llave. Dentro oscuro. Cada cual recogido en su casa.

Nosotros solíamos tener perro. Guardián de esa entrada.

La puerta de la vivienda me esperaba abierta.

Si era la última, yo cerraba, portalón del patio y la de casa.

Con dieciséis años, cumplidos o por cumplir, pasamos al piso.

Edificado allí donde comenzaba el callejón. A mano izquierda.

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