Roles de vida
En el reparto de la leche, por Huesca a lante, tal como decía mi padre, mi hermano y yo subíamos escaleras y dejábamos litro o litro y medio, que vaciábamos en sus cueceleches o cazos.
Tocaba volver a un punto de la ruta que iba haciendo papá.
Tuvo una camioneta amarilla, Dkv. Puedo recordar el olor en su interior.
Cogía una calle para abajo, y la siguiente para arriba.
Muchas veces me distraje y llegué cuando ya había pasado por allí.
“Señora María”. A todas así les decía.
Me llevé broncas de esos descuidos.
Nos pateábamos la ciudad.
Me avergonzaba frente a mis compañeras de clase.
Una vergüenza que he tenido que enfrentar.
Era una niña.
Entonces nadie veía a ese niño y esa niña que trajinaban con lecheras por las calles de la ciudad.
Eso es trabajo.
Tocaba apechugar.
No recuerdo cuando dejé de ir. Supongo que temieron por mi seguridad.
He venido a estos recuerdos pensando en el lugar de esas mujeres, amas de casa.
Estudiar y leer hizo que cuestionara ese papel. No lo hicieron proclamas del feminismo ni ideologías de izquierda. Fue mi propia vivencia y realidad.
Comentarios
Publicar un comentario