Había que plegarse.

Doblegarse.


Dejar en trastero muchas cualidades.

Seguir el sendero, perdiendo el aire.


Volar en los sueños, bajo mantas pesadas que aplastan las carnes y ahuecan el alma.


Nos fuimos saliendo, perdiendo esperanzas, siguiendo sus pautas muy bien amañadas.


La vida sin pausas.

Barreras y guardas de un libro tachado de faltas.


Me hierven las carnes.

Los años me pasan.


Viniste a mirarme.

No viste mi cara.


Mi gesto te engaña.

Sólo el reflejo te basta.


Tú.

Mi yo no sé aguanta.


Tranquilo.

Tranquila.


Tiré en el camino todas mis armas.

Supiste engañarlas.


Amañaste tu juego.

Engañaste a mi mente.


Mi alma lo sabe.

Migajas reclama.

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