Riadas

 


Viví una riada.

De niña.

Son recuerdos que vienen dadas las circunstancias de la zona de levante y delta del Ebro.

Cuando veo coches amontonados, interfiere en mí la puerta de nuestra casa que si no hubiera sido en los finales de los cincuenta nos hubiera masacrado.

En mis recuerdos la actividad de mis padres y vecinos.

Limpiando desagües de esas aguas hacia acequias de las huertas circundantes.

Poniendo trabas al curso del agua, desviando su cauce.

Hubo vecinas y vecinos que vieron sus viviendas anegadas y subieron a los tejados. 

Eran casas que no alcanzaban un tercer nivel. Bajos y primeros eran la mayoría.

En nuestra casa no llego el agua más allá de las patas de las vacas. Eso por ese desvío controlado.

Nuestro barrio en la zona del río. 

El agua sube por vasos comunicantes. 

El río se desbordó y las aguas de la ciudad bajaban por nuestra calle, arrastrando piedras y barro. Barro que, una vez pasada la tormenta, era material de nuestros juegos infantiles.

En Huesca. Dos ríos, Isuela y Flumen, ahora controlados por el pantano de Arguis. (Embalse de Arguis - Wikipedia, la enciclopedia libre).


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