De rodillas

 De rodillas

Me arrodillaba en la iglesia.

La última vez, en el entierro de mi padre. Creo.

Igual ya no.

Me arrodillaba para fregar el suelo y las escaleras, antes de las fregonas.

Mamá pasó por dos operaciones. Una de soltera y la otra siendo yo una niña ya crecida.

Dadas sus circunstancias no podía arrodillarse para eso. Se solucionó con un palo que terminaba en una madera gruesa pulida, donde poníamos la bayeta escurrida.

Eran los sesenta. Mamá iba a misa los domingos. Allí seguramente seguiría el ritual.

Posteriormente dejó de ir y la siguió en la televisión.

Hay otra actividad que no cito. Se puede pensar.


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