Docencia

 —¿Ríes?

—Sonrío.

Cuando nos cruzábamos en el pasillo.

Él a lo suyo y yo a lo mío.

Saludar con un gesto y una sonrisa.

Ese fue un tiempo de gloria personal.

La alegría de hacer aquello que me daba vida. Que me llenaba.

No duró.

Nos dieron la vuelta a todo.

Aquello para lo que me sentía preparada y me actualizaba dejó de tenerse en cuenta.

Daba clases de lo mío y conectaba.

Cuando entre docente y grupo funciona la cosa sumas.

Ese compañero que consideraba amigo del trabajo marchó a un instituto. Él y otros.

Quedamos muy pocos del equipo. 

Por los que marcharon y los que se jubilaron.

Aquel cambio me frustró.

Tuve en mi mano formar parte a otro nivel.

Acabé socarrimada (quemada).

Me fui yo también.

Volver a empezar en otro contexto ya no fue igual.

Me costó lo mío.

Ni palante (a delante)ni patrás (atrás).

Esos últimos años fueron complicados en lo personal.

Antes de jubilarme tuve los quiebros de mis padres. Acompañar en la distancia se convirtió en trabajo y viajes de ida y vuelta para llegar.

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