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Mostrando entradas de agosto, 2025

Viviste

 ¿Cuándo fue que la vida sacó fuera de mí una imagen que no me es reconocida? Hay un número. Una partida de nacimiento. Unos datos biográficos. Un cuerpo que despierta dolorido. Una mente que vuela. Recuerdos vívidos de lo vivido. Unos pasos confiados en presente. Cuando mueres, no lamento tu partida. Viviste. Allí donde nada existe llegarán mis nadas.

Libros

 Era en los setenta. Empezaba a no dar explicaciones en casa, porque ya no estaba en casa. Casa estaba en Huesca y yo en Barcelona. Trabajaba. Elegí la ciudad. Mi origen no me bastaba. Leer. Ir al cine y al teatro. No andar saludando a todo el mundo por la calle, porque era como un pueblo, sin sus ventajas. Entonces un libro. El que leía. Casi siempre prestado. Incluso andando lo iba transitando. En el transporte público. En un bar o cafetería. No lo exhibiría. Entonces forrarlo incluso con papel de periódico par no manosearlo demasiado. Recuerdo uno de los que dejé yo, que cuando volvió a mis manos estaba tan desgastado que parecía venir de vete a saber dónde. Incluso con manchas y arrugas. Creo que por él nunca más dejé otros. Preferí regalarlos. Desprenderme de ellos para evitar verlos zarandeados.

Tiempo

 Tiempo Si yo tuviera ese tiempo que no tengo. Me entretendría en mi pensamiento. Viviría rescatando momentos. Hoy hubo otro gesto que me remitió al espejo de algo que fue.

Unas zapatillas

 Unas zapatillas  Unas zapatillas que suelen estar en ese lugar, debajo de la silla que tenemos cerca de la puerta. De pronto evocan a mi madre. Una sensación difícil de explicar recorre mi garganta y me trae a dejar huella del instante. Mi pie es más grande. No son mías. Convivo con L. Ella tiene su número de pie, pero nunca miré o vi esa similitud. Es posible que mamá vuelva a mí en un descuido mental. En el microondas dan vuelta unas pechugas de pollo. Mi atención está en escuchar el aviso para revisar el proceso de cocción. Ha sido al volver cuando he tenido esa impronta. Sin ella la vida ha ido llevándome. Estos días pienso en su vejez. La que veo viene a mi encuentro. Heredamos tanto. Nos creemos que nuestros pasos irán trazando otros surcos, y vemos que si no se interrumpe el recorrido nos dirigimos a ese fin. No tuve hijos. En mi caso el cuerpo respondió distinto.

Muerte

 Cabe esperar Cuando le leía a mi madre lo escrito, ella me decía que a todos los mataba. La muerte en ese momento era ficción. Hoy es la que a mí vendrá. Ella ya se fue. También papá. Me he alejado de sus nichos temporales. Allí no están. Despojos que se transforman ocultos y dentro de un ataúd que dificulta ese retorno de energía al origen. Cuando escucho noticias de muerte accidental, pienso en mi destino final. Allí no hubo espera. Se pensaba a futuro próximo. Si es en vuelo de viaje a destino, entreteniendo ese espacio temporal o prospectando los pasos a dar. La espera en la vejez dependiente de los cuidados y decisiones de los demás es el trance a futuro no deseado, y al que se llega inevitablemente cuando los medios se han ocupado de mantener lo que naturaleza por sí no da. http://cabeesperar.blogspot.com/

Casas

 Casas Nací a la orilla del Isuela. Mi madre, desde la ventana de la sala de parturientas veía a mi hermano.  Viví en ese barrio de suelo de áridos veranos, barros y nieves. Las lluvias tomaban rumbo hacia abajo, desde lo alto de la ciudad. Esa casa, que fue mi hogar era refugio. Hoy la miro desde la perspectiva actual y no viviría en ese lugar. La casa de mi familia paterna era de adobe. Se vendió junto con las tierras. Mi padre fue generoso, pues mi abuelo no tenía esa potestad.  Tengo un remoto recuerdo de ella. La de la familia de mi madre mantiene recuerdos que puedo evocar. En la calle el Sol. En Tardienta. Mañana San Roque. La fiesta pequeña que empezó ayer. En Fañanás Bureta, y en Tardienta Santa Quiteria. En mi vida el pueblo era ese lugar familiar. Hoy no me vería allá. Elegí la ciudad. Con sus virtudes y defectos. Hubo un momento en que mi padre quiso enraizar en sus orígenes.  Primero compró una era. Adecuó tomas de agua y luz. Acabó vendiendo. Llegó a co...