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Mostrando entradas de mayo, 2024

Cartas

  Hubo cartas escritas a mano y ensobradas, con dirección y remite, y con el timbre (sello) correspondiente. A Barcelona, a París. Las escribía papá, pero el sobre era cosa mía. Las ligeras, de avión, eran de un papel y sobre especiales. No había teléfono. El contacto familiar se iba manteniendo con esas misivas. Funcionaba la comunicación. Otras cartas, son aquellas correspondencias que mantuve en mis relaciones. Entonces, también me comunicaba por teléfono. Uno rojo que estaba al final del pasillo y que me llevaba a la habitación de mi hermano, para más intimidad.

Condición y condicionantes

  Remugaba. Protestaba por todo. Me quejaba. Adusta. Mal carnada. Enfaduca. ¿Qué me molestaba que respondía con acritud? No puedo señalar con certeza aquella situación. Estar en un entorno familiar discriminada por mi condición diferenciada. En la época que iba a repartir leche por las casas, a mi hermano le daban más propina por ser chico. Esa era una. Los familiares le alababan, de mí se decían cosas que he ido borrando, de mi apariencia.  Tanto cuajaron que la última vez que alguien habló del parecido con mi padre me molesté. Se confabularon para hacerme ese desprecio.  Mi respuesta fue quererme mucho. Mi piel morena, porque estaba expuesta al sol muy a menudo, ha cambiado. Ahora no soy tan morena. Cuando la mayoría buscaban tostarse en las playas, yo con un día tenía bastante. He llegado a calibrar mi físico en pros y contras.  Aún no puedo cantar victoria. Lo consiguieron. Me recluyeron en sus límites. Parece que ese era el camino. Dominio sobre mí. He ido salie...

Docencia

  —En realidad no es tan complicado —me dijo, dejando en mis manos el tejido para bordar. Nerviosa empecé a colocarlo en el bastidor, sin levantar la vista. —A qué esperas —añadió, llevándome a temblar. Sentía su presencia encima mío. Me sentía incapaz de dar la primera puntada. Tenía en mi mano la aguja enhebrada con el verde. Ese color de hierba mojada que siempre sería especial para mí. “Verde como el trigo verde. Verde como la albahaca”. Han pasado los años y todavía siento su aliento. Aquella mujer dentro de su hábito nos tenía a todas acoquinadas. No puedo recordar su nombre. Sor, no sé qué. Hermana. Esos años en el colegio de monjas fueron lo peor de mi infancia. Pasados los años, cuando cursaba Magisterio, quisieron verme. Alguien me pasó su ofrecimiento. Tengo un recuerdo remoto de ese encuentro. Ni siquiera puedo asegurar que me entrevisté con la misma persona. No me extrañaría que fuera así. Mi sensibilidad emocional hizo que en ese periodo educativo se me infravalorara....

Desencaje

  Sufres. No sabes qué te impide ser como los demás. Les ves. No entiendes que tu vida no acabe de funcionar. Querrías adheriste al común de los mortales. Pero algo dentro de ti se tensa y golpea tu sien. Querrías regresar a ese momento en que parecía que nada se complicaría. Te cansas. Antes de empezar. En tu capullo te quisieras quedar. Sin sentir. Sin que nada ni nadie te pudiera perturbar. No te gustas. Quisieras arañar tu rostro hasta sangrar. Qué ocurrió para que nada pueda funcionar. Es cierto. Aquel día cayó sobre ti la mole en que conviertes tu realidad. Eres el ser que quisieras desmembrar. Ayuda. Se dice que todo lo que tu mente maquina se puede arreglar.  Adormideras. Silencio químico. Salobre y amarga realidad.

El monstruo

  El monstruo puedes ser tú. Basta la circunstancia. Tu esencia no es nada. La presión o la holgura. Lo que la vida te ofrece o te niega. La respuesta y la mirada. La rabia busca salidas. Autodestructivas y de furia. La presión persistente te empuja.

De vecinos y vecinas, en la vaquería

 14 de mayo  Teresa y Severiano eran vecinos. Habían comprado la casa con mis padres y se la habían repartido. No tuvieron hijos. En mi infancia, ella me tenía cariño. Era la niña que hubiera querido tener. Por los niños nunca tuvo flojera. Sólo por mí. Me abrazaba, me besaba, me mimaba. De pequeña. En cuanto crecí dejó de tener conmigo ese apego. Cuando yo tenía once o doce años, se mudaron a un piso. Mis padres también habían adquirido uno en el mismo edificio. Llegando a amueblarlo, pero nunca nos mudamos. En esa época murió mi abuelo, el padre de papá, y se le había asignado una habitación en él. Papá no quiso ir a vivir donde no pudo llevar al abuelo.  Así que seguimos en la casa de la vaquería. Teresa y Severiano alquilaron su vivienda. De quienes vivieron allí hubo buena vecindad.  Nuestro patio fue lugar de juegos infantiles, cuando el tiempo impedía que los disfrutáramos en la calle. Fueron meriendas de pan y chocolate, pan con vino y azúcar, o pan con aceit...

Domingo de mayo

 12 de mayo Cuando, como ahora, quiero escribir y vengo a pulsar un teclado en pantalla, sintiendo el peso impreciso de un estado pasajero que dejará de azuzar mi cuerpo, con dolor repetitivo y desgaste. Será el cuarto o quinto día de este descalabro que aún no me ha liberado.

Pulsiones

 5 de mayo Aislarse es inevitable. Es parte de un proceso del camino vital individual. A veces pienso que desde siempre me acomodo con la gente, si coincido. Hablo con ella de manera amigable. Dejó mis frustraciones para horas bajas y apenas saco a la superficie algunas espurnas indeseadas. Tengo una vida rica de mí. La gozo y la duelo. Hacer estas actividades, como leer y escribir, o decidir sobre aquello que hoy hemos comido, simplifica y amansa las horas de un cuerpo en casi continua queja. Escucho sus ecos e intento darle descanso y cuidarlo. Hoy usé el horno. Ayer salí en la compra con un par de berenjenas en bolsa de maya. Esas mayas las uso de esparto para fregar, Hicimos una compra necesaria. Íbamos con la lista de lo que vamos anotando en una pizarrilla blanca anclada a la puerta de la nevera. Media berenjena cada una, y filete. Aprovechando, manzanas asadas que hemos comido más tarde. Hoy pasé la mopa. Quitar el polvo es un palo. Tocaba. No por ser domingo, sino porque ay...

Escribir

  Por lo que estoy leyendo, pienso en la acción de escribir. En este tiempo tengo a mi alcance recursos inimaginados en tiempos pasados. Tener obras de autores que escribían y vivían, o malvivían, de su actividad escritora es un verdadero hito. La imprenta llegó, pero la inmediatez de pantalla y copiado y reproducción actual desde esa mirada de hace un siglo y más sería alucinante. Aunque leí autores encumbrados como grandes de la literatura, nunca antes me planteé esto.  Hemos alcanzado cómodas maneras de hacer posible la edición de aquello que nos da por escribir. Ahora un cambio nuevo está aquí. La inteligencia artificial sustituye ese acto creativo que antaño sólo ocupaba la actividad de muy pocos escogidos.

Mayo (lecturas)

 1 de mayo Con la lectura que empecé anoche, sabiendo que su autor era dramaturgo, he recordado los libros primeros, leídos de préstamo bibliotecario, del Instituto Ramón y Cajal, donde estudiaba, y de la Biblioteca pública, entonces ubicada en el ala de la torreta del Casino. Muchos fueron textos de teatro. Poesía. Arte, que debían mantenerse allí, sin posibilidad de sacarlos prestados. En la lectura de novelas empecé influenciada por una compañera de estudios que fue más que eso. Amiga durante un tiempo.