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Mostrando entradas de julio, 2024

31 de julio

 31 de julio  No admiro el palmarés. Están los y las que logran llegar. Admiro los muchos esfuerzos anónimos de personas en su diario transitar. Un objetivo en sus vidas las puede llevar por arduos caminos, intentos fallidos, pérdidas y fracasos, y muchos renuncios. Llegar no era su meta. Estar. Saberse aceptados. Saberse parte de un ser y estar en el mundo. Nos restriegan triunfos. Nos ponen delante el premio al esfuerzo. Aplaudo otro mundo. Ese grama sangre.

30 de julio

 30 de julio El libre albedrío procede del conocimiento. El conocimiento no está a tu alcance. Eliges siguiendo las sombras que ponen ante ti quienes dirigen tu rumbo. Gregarismo social. Comportamiento animal. La tribu te expulsa si destapas tu identidad. Entretienen tu mente. La adormecen. Tienen recursos sobrados y cómplices llenos de buenas intenciones. La sacrosanta es de siglos armada. Educa y castra. No te despiertes. ¡O te disuelves, o te disuelvo! Su fuerza te puede. Te echan de casa. Arruinan tu alma. No ves en lo que alcanzas. Te vician el alma.

Cuerpo y mente

  Quilos de más o de menos. Lo que sea para obsesionar y reducir el pulso vital. Modelos que no se pueden imitar. Formas que la Naturaleza y el proceso de vida nos da y se cincela día a día. Que una niña se vea gordita y se sienta menos es resultado de un baremo que daña. Nuestros cuerpos en boca de nadies que los señalan. Me quejo de mi circunstancia. Soy vulnerable. Caí en esa trama.  Los años pasan. Me quiero presentable, que no piensen mal de mí. Mi cuerpo y presencia van por delante. Mis habilidades no importan. Lo que cuenta está a la vista. Las modas lo crucifican. Mi realidad es envejecimiento que no sólo se ve en arrugas y cañas. Esa fuerza física de antes, sólo es eso, de antes. 

Ventanuco

  Ventanuco. Así era en mi dormitorio, que hasta. Mis cinco años fue nuestro, de mi hermano y mío. Dormíamos en la misma cama. Nos separaron poniendo un tabique y abriendo ventana en la mitad destinada a él. También una puerta, que no recuerdo cómo era. Su nueva cama, abatible, quedaba recogida en la pared que daba a la cocina de entonces. Así, recogida sobre la pared dejaba espacio para nuestros juegos. A mí me quedó la vieja cama, mesilla y cómoda, frente a la cama. El ventanuco quedaba en frente de la puerta. Recuerdo esa habitación y el paso de las estaciones. Mis muchas ilusiones. Mis decepciones. Mis momentos en ese cubículo familiar. De niña a adolescente. 

Mi actividad

  A veces me nacen relatos que dan paso a textos más largos. Releo mis escritos. De un relato puede venir un largo recorrido. Amo seguir sus meandros. Tengo temporadas de productividad. Parones que aprovecho. Dedico mi quietud a la creatividad y a la lectura. Desde que di este paso, leer es distinto. Difícilmente me atrapa. Tengo la mirada externa. Veo cómo se ha construido la trama. Lo mismo me ocurre con las series o películas. Lo audiovisual me coloca a otro nivel. Tuve la afición en los ochenta. En los noventa la incluyó el uso de la informática. Ahora en directo tecleo. Uso la pantalla. Antes usaba lápiz y cuaderno. Imprimía para leer. Dí ese salto significativo en este siglo. Mi vida va. No tengo queja. Escribo aquello que late. Vivo. Intento relativizar. Revivo visualmente muchos momentos del pasado, y intento escribir sobre ello. Considero que los recursos que están a mi alcance lo favorecen.

Roles de vida

  En el reparto de la leche, por Huesca a lante, tal como decía mi padre, mi hermano y yo subíamos escaleras y dejábamos litro o litro y medio, que vaciábamos en sus cueceleches o cazos. Tocaba volver a un punto de la ruta que iba haciendo papá. Tuvo una camioneta amarilla, Dkv. Puedo recordar el olor en su interior. Cogía una calle para abajo, y la siguiente para arriba.  Muchas veces me distraje y llegué cuando ya había pasado por allí. “Señora María”. A todas así les decía. Me llevé broncas de esos descuidos. Nos pateábamos la ciudad. Me avergonzaba frente a mis compañeras de clase. Una vergüenza que he tenido que enfrentar. Era una niña. Entonces nadie veía a ese niño y esa niña que trajinaban con lecheras por las calles de la ciudad. Eso es trabajo. Tocaba apechugar. No recuerdo cuando dejé de ir. Supongo que temieron por mi seguridad. He venido a estos recuerdos pensando en el lugar de esas mujeres, amas de casa. Estudiar y leer hizo que cuestionara ese papel. No lo hici...

Resiliencia y responsabilidad

  Si renuncias a la vida, buscas la salida. No siempre, ni en todas las culturas, se hizo incipiente en que hacer acción contra tu existencia es algo reprobable. El dolor físico o mental es eso, dolor. Puede ser insoportable. La falta de vínculo con el palpitar vital enferma el ser. Ayer recordé cómo mi madre en su infarto pensó en papá y me pidió que le cuidara. Sin embargo, cuando en realidad fue su final de viaje me dijo que se habían querido mucho, pocas horas antes. En ese periodo de hospitalización sin retorno, desde la urgencia de esa Navidad al 2 de febrero, en ningún momento me habló de que cuidara de papá. Pensé que se iba deshaciendo del vínculo con la vida. La muerte es inevitable. Es nuestra condición de ser. Es una transformación de la materia, pero un traspaso de la conciencia a eso que no sé y cuando se desvele en mi existir no podré identificar. Toda la química y física que hace que yo me crea que soy no responde a la inspiración del nacer y expiración del morir. H...

Nada que darte

 25 de julio  Asiste a mi memoria ese momento en que siendo niña te dije que tu futuro hermano o hermana, entonces no se sabía hasta el nacimiento, momento que se nombraba como alumbramiento o dar a luz. Lloraste. Me culparon por mi sinceridad. Tus tres años no buscaban la verdad, pero mis no sé cuántos sí. En los veranos pasaba este mes en Barcelona. Con vosotros. Agosto los pasabais entre Huesca y Tardienta. Para mí suponía un verano de gozo. Envidiaba tu vida. Te quería. Esa envidia no era contra ti. Me sentía tan bien entre vosotros. Siempre me sentí. Pocas veces apuntó mi diana a ciertos recuerdos. Tu padre, mi amado tío, fue una figura muy importante. Sin él en mi vida, mucho de lo que he abrazado hubiera pasado de largo. Él me dio valor siempre. Y tuvo que ser un diez de agosto y estas fechas las que dejaron tu adiós. La casualidad no existe. Aquel día que tras patear el parque de la plaza de vuestro barrio, pensé que estabais a mano, y fui a ver a mi tía, tu madre, y c...

Éxito

 Éxito  No he buscado éxito en la vida. He querido valerme y tener mi propio criterio. He intentado hacer lo mejor posible aquello que llevaba entre manos. No he alcanzado la perfección. Mi curiosidad me ha llevado a probar y explorar. Una vez he experimentado no he hecho el esfuerzo de superar más allá. En este tiempo actual me voy ocupando de seguir los frentes abiertos, con la sensación de que estoy cerrando ciclo. Hoy me preguntaba, de aquí a diez años. Esa cuenta ya no me sale. No quiero perder mi capacidad de gestión, pero tampoco me gusta dejar de vivir. Estoy llegando al punto de despedir y dejar. El desapego de lo material ya empezó. La baja incidencia sobre la comunicación, también.

El callejón

 El callejón  Viví en el antiguo barrio de las Tenerías. Regresaba con cierta tensión bajo las pocas luces que lo iluminaban.  Hoy tendría miedo. La vida me ha abierto esos miedos otrora inexistentes. El camino no estaba asfaltado. Ni tenía aceras. A la izquierda tapia de huertas, y seguido casas de pocos vecinos. A la derecha un almacén y tostadero de café. También chocolate. En ese tramo un giro, quizás de noventa grados. Desde la revuelta, nuevamente tapias de huertas, a uno y otro lado. Al fin fondo la puerta. Su llave esperaba que quien fuera último cerrara. Eso era una gran llave. Dentro oscuro. Cada cual recogido en su casa. Nosotros solíamos tener perro. Guardián de esa entrada. La puerta de la vivienda me esperaba abierta. Si era la última, yo cerraba, portalón del patio y la de casa. Con dieciséis años, cumplidos o por cumplir, pasamos al piso. Edificado allí donde comenzaba el callejón. A mano izquierda.

Chupinazo

 14 de julio Hoy termina San Fermín. Por proximidad, Navarra con mi Huesca natal, siempre la he sentido parte de mi origen. Más, teniendo en cuenta que el segundo apellido de mi abuelo paterno tiene visos de venir de esos lares. También por mi complexión. En muchas ocasiones me dijeron si era de allí. En Huesca tenemos una semana festiva, en agosto, que parece se impulsó queriendo emular los sanfermines. En nuestro caso, nunca fue factible el encierro, pero si el evento en la plaza de toros. Las vaquillas. Al que se va sin haber dormido, tras la noche en la calle. Muchos, pasaban el día y la noche fuera de sus casas. Eran días de cuadrilla de amistad. Las peñas son las que manejan el cotarro fiestero. Tuve carnet de peñista. Nuestra fiesta es Laurentina. Por San Lorenzo nuestro patrón. El chupinazo se dará el 9 de agosto. El final el 15. Las disfruté cuando las viví. San Fermín late coincidiendo con el día en que nací. Con el chupinazo. Hoy habrá lamentos por su brevedad.

Vidas

 Vidas Discrepo en aquello de vivir vidas a través de lecturas. Mi vida es la que es. No por mucho leído se multiplica. De hecho, el tiempo que dedico a leer no lo vivo en consciente. Tampoco en otros momentos. Recuerdo un cuento de Bucay, en el que un viajero se extraña de los tiempos vividos anotados en las tumbas de un cementerio. Le extrañaban tan breves, creyendo que señalaban ese periodo que va del nacer a la muerte. No todo el mundo tiene pasión por leer lo que en mi caso lo es. Llevo entre manos varias lecturas. Eso no me hace. Me hace la respuesta vital a mi circunstancia. Sentimientos y emociones que manejo.

Real

 12 de julio ¿Por qué se quieren realidades irreales en la ficción? No será válvula de escape. Será necesaria la huida para poder continuar. Quizás. ¿Qué muerte deseada lleva a hacerlo realidad? El dolor irracional. Una mente atravesada por una interpretación fallida. Un proceso en el tiempo que no se asimila. Un vivir rechazado del que se quiere alejar, tomando rumbo a la nada, desde la que lo que queda atrás no importa suficiente, y el desgarro ocasionado es indiferente. Pienso que no es tal. Es el grito desesperado por querer salir de un presente alienado.

Rastro

 11 de julio Cuando escribes, no piensas que personas que ni conoces, ni te conocen, ni conocerás leen o leerán. Desde que abrí paso a las pantallas y voy dejando esa huella en un mundo de multitudes, nunca pienso en que se leerá e interpretará. El texto nace de un pulso y se abre paso a miradas que lo van a interpretar. Cuando releo, lo propio o ajeno mis asociaciones mentales son diferentes. No soy aquella que leyó o escribió. He salido de muchas mudas de piel. Acumular no sirve. Basta lo imprescindible.  No sé que futuro le espera a lo que he ido compartiendo. No estaré allí para verlo. Todo lo que quedé tras de mí puede pasar a interpretaciones fuera de mi control. Lo mismo que puedo acabar en ceniza u otra cosa, aquello que he acumulado sumará un lastre para quienes se hagan cargo. Lo material se puede conservar o convertir. Quienes lo puedan gestionar decidirán. Voces en medio de un tiempo y espacio se acumulan a diario. Nuestros aportes en lo virtual tienen una localiza...