Mudanzas
Mudanzas Cambios de mundos posibles. La primera no fue cosa mía. De la que fue casa hasta mis dieciséis a un piso. Decía que no me adaptaría, pero me adapté. Volvía a ver lo que en ella dejé. No recordaría, aunque lo intentara, el momento en que de verdad la dejé. La abandoné. La segunda mudanza ir de Huesca a Barcelona con un equipaje mínimo. En una bolsa bolso que había servido para llevar libros y cuadernos en tiempo de estudios universitarios. De esa fueron goteando en los viajes de ida y vuelta algunas cosas más. Qué poco necesité. Los libros pasaban de mano en mano. Nos los dejábamos. Los míos quedaban en el piso, con muchas de mis cosas. En un mueble que aún estaba allí con ellos cuando estuve por última vez. En el piso conservaba mis recuerdos. Mi habitación fue mía hasta que se la cedí a la mujer que se ocupaba de atender a mis padres, cuando ya no pudieron asumir todas sus necesidades. Perdí mi armario y mis cajones. Ya no quedaba mucho. Era lo imprescindible para poder ...