Entradas

Mostrando entradas de junio, 2023

Pactan

  Atraviesan  las paredes:  de mi casa,  de tu casa,  de nuestras casas. No hay muros que contengan sus proclamas. Arrastran. Los tiran ataviados de esperanzas. Mienten. Se dirigen a esas mentes confiadas. Activan el miedo en nuestras almas. Nos llevan  al vacío oscuro  bajo luces  de artificio confuso.

Pausas

  Cuando alguien te pide algo, sus cálculos le dicen que no te vas a negar. Si pediste y te lo denegaron, tus cálculos fallaron. Hace tiempo mi prima, la mayor, me dijo que “quien no viene a mi casa, de la suya me echa”. Han pasado años y lo he ido comprobando. Las disculpas no bastan. ¿Quién repara la acción? Pozo. Caer sin remedio. Perder luz sobre la cabeza. No hacer pie. Desesperar. Seguir cayendo. Alguna vez me vi en él. Un sueño. Una pared cortando el camino. Huyendo. Angustia.  Era una niña. Un sueño que se repetía. Quemé aquellos escritos. Aún así, los que siguen en pie me son ajenos. Sé que salieron de mí porque están allí. La mente va haciendo mudanzas y desechando todo lo que queda arrinconado. Hay recuerdos renovados. De vez en cuando les echo una ojeada. Lo que hago es tirarle con el ojo como si de un tirachinas se tratara. No recuerdo su potencia. Ya no me hablan. Yo que fui quien los sufrí he perdido el gusto y me saben sin sabores ni olores. No me dicen nada. S...

Número

  Se idealiza  un mundo inexistente. Caemos  en la trampa  de pensarnos  en un paisaje  oblicuo  escrito  en refracciones  trazadas  de ilusiones  amañadas. Sales a la calle con pancarta. Reclamas. Te engañas. Te engañan. Les crees. Les sirves. Respondes a su proclama,  creyéndote libre. Defiendes tu miseria. Su riqueza sobre tu esfuerzo se teje. El dinero no nos hará libres. Nos esclaviza. Con él compras. Con él pagas. Número. Dígitos. Acaso crees que no te contabilizan desde que naciste. Agenda. Objetivos. Fines. En el camino. Un destino. Un fin. Nada ni nadie lo evita. Pones unos y quitas otros. Los fines lo justifican. Pones tu cuerpo. Te expones. Cargas en tus espaldas. Ellos todo lo pactan. No te creas nada. Si no les sirves te sacan.

Experiencias de aprendizaje

 Tejer un texto Igual no me fue mal haber pasado por un aprendizaje supuestamente para hacer de mí una mujer de provecho, tal como decía la abuela Carmen. Creo que con los cinco hice un pañuelo blanco con vainica simple. Las monjas de Sta Rosa nos enseñaban a enhebrar la aguja, a hacer distintos puntos en un pañito, a sacar hilos, a hilvanar,…  Me gustaba. No lo voy a negar. Una suerte. Leer, dibujar,… Mi infancia estuvo llena de experiencias de aprendizaje. Las marias del bachiller, propias de niñas, no me angustiaban. Las dominaba. Iba bien aleccionada. Hicimos álbumes con cartulina negra y escritos con tinta blanca y plumín. La caligrafía no se me daba bien. Un trapito muestra en cada hoja. No los conservo. Me los pidió mi tía de Jaca, que era maestra y ya no supe más. Ni los reclamé. Igual por allí andan. El caso es que tengo un trapito de lino en el que di mis primeras puntadas en los bordes. En él hice el abecedario con más de veinte años, a cruceta, mi punto favorito. S...

Juegos infantiles

 Chugar (jugar) Al escondite. ¡Tú la llevas! La peste. Risas. Gritos. Algarabía. ¡Te pillé! Y vuelta a empezar. Horas de jolgorio. Calle de barro o tierra. Infancia. Mi Huesca natal. Recordar esa felicidad. Juguetes, los justos. Una muñeca. Cocinitas de aluminio gris. Cazuelas. Platos. Rasera. Cazo. Cucharón. Cueceleches. Juegos de vasos y café. Plástico. Cartón recortado. Tira de tela. Chancletas. Memoria de pasado. Finales de los cincuenta. Principios de los sesenta. Pubertad. Fotografía. Ellas. Las vecinas. Verano. Yo once años. Tapando las rodillas Vestido fresco con media manga. Maneras de señorita. Media melena. Recogida. Obligaciones domésticas.

Riesgos

 Sensaciones fuertes No lo entenderé nunca.  Subirse a esas atracciones de feria para que te salte el corazón. Tirarse al vacío en un grito desgarrador. Buscar ese subidón. No lo entiendo. No participo. Lo veo absurdo. Recuerdo el sidral en mi boca, cuando de niña aquello era un placer especial. Los autos de choque. Las barcas columpio de nuestro parque. El columpio o el tobogán. Subir por árboles y tapias, trepar. Bañarme haciendo pie en la acequia o el río. No necesité riesgos ni miedos. Eran juegos activos potenciados por mis habilidades de niña feliz. Estar atados junto a desconocidos y caer. Lo acabo de ver. Eso ha movido este escrito.  https://www.instagram.com/reel/Cr5plDgg-H8/?igshid=MWQ1ZGUxMzBkMA==

No me representan

  Nunca di con nadie que pudiera recibir mi voto. Cuando empecé a darlo intenté dar un voto útil que contrarrestara aquello que me produce rechazo. Mis muchas condiciones de ser no se arreglaron nunca. Tuve que aprender a ver el peligro venir y salir de allí a tiempo, pero no siempre pude huir.  Cuando no me fue posible aguanté. De niña recibí. De mayor sufrí. No sólo duelen los golpes. El mundo es árido, difícil de vivir. No me representan.

Temporalidad

  Los de ayer nunca imaginaron el presente. Los de hoy de mañana no sabrán. El mundo cambia. Nada lo puede evitar. El hombre primitivo no era hombre, era especie. No era estereotipo de masculinidad como hoy se vende. Era comunidad, grupo de avance y supervivencia temeroso de la oscuridad. ¿Qué misterio oculto le hizo cambiar y hacerse egoísta e individualista? ¿Qué fue aquel paso dado para que ésta humanidad funcione en el descalabro? Estas preguntas y muchas más. Ser humana persona no nos hace mejores.  Hubo un tiempo primero. De allí inferimos cómo si fueran naturales nuestras creencias afirmadas con lo tradicional.

La vida sigue

 Esencial La muerte es temporal. No se para el mundo. Los muertos dejan de estar. Si forman parte del nuestro,  nos desangrarán, nos romperán,  nos deshilacharán el alma,  nos crujirán;  pero el mundo no para.  No se interrumpe. No hace un impasse. Nada puede esperar. Caen unos y otros vendrán. Los nuevos se alegrarán. Una plaza,  un puesto para ocupar. La muerte la encontró en línea. Desbarate de ese instante. Donde sea que estemos,  ella no espera a otro momento. Sentirse mal y pensar en reponernos es lo supuesto. Aquel día salió de su casa a trabajar. Aquel día no sabía que era un viaje sin retorno. Sin despedidas. Sin avisos. Fue su final. Ahora los vivos se ocuparán. La vida sigue para los demás.

Calmiza

 Rutinas Es difícil seguir rutinas.  Cuesta volver a ellas  porque cada momento se vive en diferente sentido. Hay días que se meriendan entera.  Los pasas renqueando  y esperando, tras la noche y el sueño,  coger el día siguiente con brío. Hay momentos irreflexivos  en que asumo acciones  de borrón y cuenta nueva.  Es algo intuitivo que sigo. Lo hago. Sé de mí que el hastío  me lleva  a renovar  y abrirme paso  por otros senderos creativos. Calmiza. Diría. Así fue el día. Ayer. Domingo. Estos días.

Constructo

 No man are wo_man Se les ocurren chorradas. Mi ser se ha ido construyendo en un constructo social. Cuando nací era la cuarta. De los tres primeros sólo quedaba uno. Los dos primeros murieron por negligencia médica. En esos años la infancia no era valorada. Se contaba con altas tasas de natalidad. En general, el control era la marcha atrás. Mi condición se me impuso. No era como papá ni como mi hermano o mi primo, con el que me llevó un mes. Jugaba con ellos a roles de chica. Yo tenía muñeca, ellos un simulado rifle que disparaba un corcho atado a él con una cuerda, para evitar daños, pero que pronto cambió por escopeta de perdigones. Se hacían tirachinas, yo vestiditos y jugaba a las cocinitas. Ayudaba a mamá en las tareas domésticas. Escobar, quitar el polvo, fregar el suelo. Mantener la casa limpia y ordenada. Ayudar en la cocina. Limpiar verduras. Pelar y cortar, con cuchillo. Los peladores llegaron más tarde. Recuerdo que mamá adquirió uno y unas pinzas para darle vuelta a la ...

Productivo

 Productivo Mi trabajo fue dar clases en aula de escuela pública. Empecé en la privada. Estudié en Huesca. Mi currículum era mejor en Ciencias y Matemáticas. Menos de letras. Memorizar no era mi fuerte. Salía a delante sin esforzarme especialmente. Mi mente llegaba. Compensé esa faceta con el afán lector. Una habilidad que adquirí de muy pequeña. Tuve una escolarización clásica. Mi letra era criticada. No tuve la grafía esperada. Fue madurando. Recuerdo que admiraba el trazo de mi padre e intentaba imitarlo. Cuando empecé a ser modelo para mi alumnado modelé esa grafía. La pizarra, el encerado, las planas de caligrafía que les preparaba a mano. Usé unas de cuadrícula y motivé a esas criaturas. Me apasioné. Había empezado en el 76. En el 81-82 disfruté con un grupo de primero de EGB. Uno de los cursos estrella de mi currículum docente. Yo tenía veintisiete. Vengo a señalar que lo productivo de mi profesión es el futuro.

Mamá

  Mamá decía que en lo mismo la mujer es mejor. La vida me ha puesto ejemplos. Yo diría que no sólo es mejor, sino que es eficaz en aquello que se propone, aunque prioriza lo emocional en muchos casos. Ella misma, más joven que yo ahora, con la jubilación de papá se buscó actividades. Estaba acostumbrada a llevar la casa y participar del negocio familiar, yendo unas horas a la vaquería a trabajar sin ningún reconocimiento. Se jubiló papá y ella siguió con la casa. El caso es que disfrutaba de sus grupos de amigas y hacía excursiones y quedaba todas las tardes en una cafetería a pasar el rato con juegos de cartas. A mi madre, como a mi abuela Carmen, siempre recurrían en la familia. Ella fue a atender a su nieta, antes a estar un rato con el bebé, hijo de mi prima para que éste no le diera tanto trabajo. Acompañó en el hospital a aquellos familiares que lo necesitaron. Siempre llegó para los demás. Estaba ella disfrutando de esas compañías cuando su cuñada la necesitó. Lo dejó y sin...

Agua

 Agua No considero mi medio natural el mar. Nací en verano a la orilla de un río de caudal irregular. Río que con sus crecidas anegaba la huerta circundante y mojaba colchones si no se preveía. Hicieron la retención de sus aguas en embalses. Lo canalizaron. Siempre será mi río. Mis ríos de hecho, porque en Huesca tenemos el Isuela y el Flumen. Me bañé en las fuentes de Marcen, yendo andando, a pasar el día, con amigas y sus familias. Acompañé a mi padre en sus salidas de pesca a otros ríos próximos. En su pueblo Fañanás uno de los destacables. Guatizalema. Ríos del Pirineo de aguas heladas en verano.  Huesca provincia con cumbres pirenaicas y buenos ríos. Soy de agua dulce. El mar me gusta como horizonte. Desde mi morada actual, en Vigo, la ría me ofrece matices a diario. Puestas de sol. Las vistas que me compensan montículos verdes y poblados, al otro lado.

Información

Información  Cuando empecé a hacerme con volúmenes de contenidos diversos para poder consultarlos invertí unos recursos que no destiné a otras cosas. La editorial que no nombraré, pero que seguro se reconocerá, se presentaba en mi escuela y nos ofrecía ese material, al centro y a nosotros los profesores, con un pago a plazos. Adquirí la enciclopedia Larousse, una enciclopedia de geografía, otra de historia, otra de literatura universal. Una temática. Posteriormente hice lo propio con otras similares en Catalán. Recibí de regalo diccionarios. Llegó internet. Primero con modem. En sus primeros tiempos, visitaba webs e imprimía reutilizando folios u hojas dina4, para leer lo que me interesaba.  Hoy leo en pantalla lo que me interesa. No uso la impresora. La primera que tuve era matricial. Ahora, sólo la usaría de escáner. Y tampoco, porque con el móvil me basta. La tinta debe estar seca. Son años sin usar. El modem pasó a la historia. Con wifi y sistema 4G en el móvil. No acumulo...

Aprendí

 Aprendí  Aprendí a dar otros usos. En general para limpieza. Ahora incorporo las mayas de distintas frutas, verduras o ajos. Quitan muy bien la suciedad. Si una sábana está gastada y no se puede volver a poner en la cama, hago piazos de distintos tamaños. Los guardo.  Cuando necesito trapos los voy usando. Si tiro una prenda de algodón, la guardo. Es un buen tejido para limpiar. Aprendí de mamá. Los botes de cristal. No todos, pero escojo los que me encajan para guardar semillas. Separo para llevar a distintos contenedores. El papel que tiene la otra cara sin usar lo voy guardando. Para anotar. La lista de la compra siempre va en uno. El calendario es perfecto para dejar anotadas las citas. Como hago cosas con hilos de ‘lana’ si me cansan las deshago y hago reserva de ovillos. Uno de mis entretenimientos es tejer con ganchillo o dos agujas.

Fuera de lugar

 Me sentí fuera de lugar Tantas veces. Muchas. Mamá iba a buscar el agua a la fuente. Ella tenía que hacer todo aquello que como mujer se le asignaba. Era la chica después de los hermanos. La mayor. La ayuda para su madre. En mi infancia intentaron asignarme el mismo papel. Suerte que mi madre lucho por que estudiara. Aun así de niña, trabaje ayudando en casa, no solo en tareas domésticas. Llevé cubos de agua para abrevar a las vacas del establo. En casa todos trabajábamos. Mi hermano más que yo. Desde esa niñez, mi rebeldía fue en aumento. No quise ser la mujer que se suponía debía ser. Aunque nací en Huesca y siento en mí la raíz del origen nunca me sentí bien acogida. Era distinta, diferente a esa gente de mi alrededor. Las niñas de mi generación y yo no teníamos una misma perspectiva vital. No estoy en mi ciudad natal. No me siento capaz de vivir allí. Siento la rémora de un dolor interno que me impide ir. Yo era la hija de. Yo era y soy la hermana de. Me cubrí de tantas capas ...

Biblioteca personal

 Biblioteca personal No se pueden tener leídos todos esos libros adquiridos por un impulso pasional. Se busca disfrutar del paseo entre sus lomos y el tanteo. También quedan allí para otras lecturas. Mi primera biblioteca se quedó en la casa de mis padres. Me gustaba volver y encontrar mis primeros libros. Eso y mirar las fotografías en sus álbumes y en la caja metálica que hoy tengo yo. La casa de mis padres fue la mía. De hecho lo era. Ahora no. Otros la habitan. Mi memoria la vive muchas veces. Ahora recordando esos primeros libros atesorados. Hoy guardo fotos de ayer.  Las revivo. Allá donde vivo un libro como mínimo. Compañeros de viaje. Amigos impecables. Hay algunos que venero. Van cargados de mis sueños. Hoy escribo. Me parece imprescindible. Leer es mi alimento.

Calcetines blancos

  Calcetines blancos Se puede recordar un elemento perdido en el tiempo. Calcetines de un tiempo tan lejano que cuesta recordarlo. Tendría unos diez años. Primavera y luz. Zapatos planos. Falda. No hay más recuerdo. Lo demás difuso. La calle tierra o barro. Era nuestro barrio. El de las Tenerías. Cerca del río. Con una acequia de riego para las huertas. No tocaban medias. Aún era niña. También unos zapatos rojos. Y un vestido rosa chicle, cosido por mamá. Como si lo viera. Era tan escasa la ropa, y los zapatos, que los recuerdo con más detalle. Teníamos poco. Lo justo. Nada faltaba. Se desconocía esta abundancia.

Papá

 Tras ella Supusimos que él no lo superaría. Reaccionó tan distinto. Quiso apurar lo que le quedaba de vida. Su cuerpo no le acompañó más. Un golpe de calor en la noche le puso el freno. Celebraba la vida. Ese día yo había cumplido años. El mes que viene. Hay fechas en el calendario. La suya y la mía. Le enterramos el día de su aniversario. En el 2024 será su primer centenario. Papá.

Bicicleta

 Bicicleta. Primero la que compartí con mi hermano. Mixta. La mía. Plegable. Iba con ella por carretera. A la central lechera Osca, de la que papá era socio. Los vaqueros de Huesca tuvieron que crear una sociedad y hacerse cargo de ese proyecto. No sé otra parte de la historia. Le propusieron a mi padre que me ofreciera trabajo para ese verano. La titular necesitaba sus vacaciones. Mi padre me compró la bicicleta, que fui pagándole. Me pagaron una nómina de cinco mil pesetas y me aseguraron. Como estudiante, debí estar un par de meses. Mi padre se quedaba con lo que me pagaban, pero además recibía mil pesetas que eran para mí. Volví a trabajar el verano siguiente. Empecé Magisterio y no sé bien cómo fue que en un momento de huelgas dejé de lado el estudio y me integré en ese trabajo.

Insignificante

 Rodearse de escritores es no tener lectores Sin disimulo, sin tiempo suficiente, dejar huella para hacerte creer que estuvo allí. Un tacto que busca ser correspondido. Llevo espolones. Sé de la vanidad humana. Yo también lo soy. He aceptado muchas cosas. ¡Qué remedio! La vida te va poniendo en tu sitio. En este momento de mi recorrido estelar escribo, pero soy lectora. Eso me salva. Escribí en un tiempo en que no había estas pantallas. Me hice no significada. Que se te signifique a mi ser siempre le resultó incómodo. Una de las cosas que dejé atrás fue la fuerte visibilidad social que sufría en aquellos años en que aprendía a valorar mi individualidad.  Quería moverme sin que se tomara nota de mi presencia, de mis logros y fracasos.

Mis notas en papel

 Mis notas en papel Nunca escribí un diario. Apenas dejé anotaciones. Muchas veces borre mi rastro. Los quemé. Tuve a mi alcance la caldera de la calefacción. Era mi adolescencia. Escribía poemas. Me carteaba con ese novio que estuvo en mi vida en ese periodo. Es la época de empezar a salir del pensamiento único. Conversaciones, lecturas y películas me abrían los ojos. Dejé muy poco rastro escrito. No dejarlo no tiene mayor importancia, porque escribir a lo largo de ese periodo de mi vida supone experimentar con el lenguaje. Mis primeras lecturas importantes vinieron de la mano de mis profesores y profesoras. Aquellos trabajos supusieron una guía, que amplié con esas personas que se aproximaban al concepto de amistad, pero que no he dejado en él. Muy pronto supe que mi origen me hacía vivir en dos espacios de socialización. Tuve relaciones de comunicación intelectual y afectivas en esos dos espacios. Disfrutaba del mundano mundo que se abría a mi paso, al margen de lo académico. Fu...

Dicen

 Decían  Decían que no me parecía a mamá. Curiosamente tengo su cara. No soy su copia, porque en mí se le imbrica la genética de otra rama, la de papá. Mi pelo se decía negro, mi piel muy morena. Mis pelos canosos me recuerdan lo familiar. La abuela Carmen que peinaba moño y mamá. Muchas veces me han dicho, con desdén que me parezco a papá, como si ese rastro desmereciera. No saben que esas opiniones hacen carácter, que lo que a la gente no le gusta es esa diferencia que quieres conquistar y celebrar. Ahora no dicen, ni dirán. Y si dicen que digan. Me fui de su mirada. De su paisaje social. Vivo en otras calles sin reconocimiento familiar.

Las letras

 Palabras Su magia.  Las de mi infancia. Las leídas. Las aprendidas. Las voces que resuenan en mi mente. Universos. Mundos. Imágenes. Las que busco para transportarme en escritos que posiblemente no leerá nadie, pero que me iluminan la mente. Escribo en soledad. Leo con asiduidad. La vista tras un cristal de aumento. De niña y jovencita me advertían sobre su desgaste. No me importó. Quise acceder a lo mucho por leer. Nunca podré satisfacerlo al completo. Mi ritmo lector se limita cuando mis ojos denotan cansancio. El año pasado pasé por operación de cataratas. Los dos ojos. Mejoró mi situación.

Casa Biesa. Tardienta

Imagen
 Casa Biesa Esa era la casa de mis abuelos de Tardienta. En la calle El Sol. Iba de una casa a otra. De la de los abuelos a la de mis tíos en Barrio Nuevo. Ayer quise ver el recorrido. De niña solía parar a medio camino para jugar con una prima hija de la prima de mamá. Cogíamos moras de unos árboles. Unas blancas y otras negras. Su sabor era suave. Jugábamos con otras niñas. En casa de mis tíos, el abuelo Félix, padre del marido de hermana de mi madre, me trataba con cariño. Solía prepararme unas patatas en el horno de la cocina doméstica, porque sabía que me gustaban mucho. Siguen gustándome. Las suelo hervir con piel. Fue una infancia muy dulce. Mi abuela Carmen era muy recta, pero su nuera, mi tía Emilia me trataba con mucho cariño. Me preparaba un huevo frito con puntillas para el desayuno. Lo tomaba en la cadiera, que tenía una mesa que se bajaba, sobre él mismo asiento, para ese fin. Recuerdo el hogar, una tinaja grande con agua, la ventana delante del fregadero. Mi madre de...

Emigración. Familia.

 Emigrar Mis tíos, José María y Josefina, se casaron el mismo día que cumplí un año. Fueron de vacaciones a París. A la casa de la tía Pilar. Allí se quedaron. En verano, el mes de agosto los teníamos en casa. Primero pasaban la frontera por medio de transportes públicos. Autocares y/o tren. Con tren llegaban a Tardienta. A la casa familiar. Posteriormente con su coche. Recuerdo la complicidad entre mi padre y mi tío, porque le traía revistas que estaban censuradas en ese tiempo. Alguna vez las encontré encima del armario ropero de la habitación de mis padres. Pechos de mujer. Ese mes, para mí era una fiesta. Mis tíos me llevaban con ellos. Mi tío trabajaba en una gran empresa de construcción.  Esa empresa ofrecía una semana vacacional a sus empleados y honraba sus méritos en una ceremonia. Mi tío nos enseñaba fotografías con orgullo. Además, hacía arreglos particulares, cuando sus superiores se lo pedían.  Mis tíos medraron. Se compraron un piso en un barrio que parece a...

Insignificante

  Insignificante es lo que se es. Sólo cuentas para bulto. Para enriquecer egos o las arcas rebosantes. El grano molido de pimienta. Un resto en cenizas o polvo. Energía de producción y consumo. Nadie.  Sustituible. Sólo sobrevives si no contaminan tu aire. Si no se apropian de tus necesidades. ¡Y vas y les regalas las llaves! Pones tu cuello expuesto a que te lo sajen. Tu miedo te ata. No piensas que sin tus manos no hay nada. La máquina se apaga. Desconfías de tu semejante. No crees en la condición humana. Quieres ese paraíso de brillo y abundancia que nunca está a tu alcance. Eres nadie. Lo sabes. Es la única certeza con la que te acuestas en tu rincón de calma. Otros mundos soportan hambrunas, guerras, violencias,…  Te crees a salvo. Por eso afirmas los cimientos de un mundo que se desmorona. No crees. Te ves sin nada en lo imaginable. Por eso les aplaudes. Por eso les sigues. Tu deseo más profundo es ser uno de ellos. Ese es tu oscuro sueño.

Carisma

 Carisma Ayer escuché. Se decía que esa persona sin carisma, en un grupo, empieza a hablar sobre algo y nadie le escucha, busca con la mirada a alguien y sigue manteniendo un lazo comunicativo. Yo me quedé con que hay dos formas comunicativas. Es un error querer compartir tu mundo en un espacio yermo. Allí eres mera comparsa. Agrandas el grupo para halagar a la persona carismática y no importa el contenido. Esa persona hace que aquellas de su alrededor se sientan privilegiadas. Sean parte de lo que no son. De allí el éxito de figuras públicas. Sin contenido, pero con brillo. Lo grupal tiene sus propias leyes. Lo sigues o te quedas en tu mismidad. Es difícil caminar con una sobra que te va rodeando según cae el sol, advirtiendo un enjambre en movimiento que no te advierte, y si lo hace te empuja. La tormenta arrastra el lodazal dejando al descubierto un paisaje desolado.  Sólo resiste bien lo enraizado en profundidad. Muchas veces se intenta calzar un pie que no soporta zapato,...

En Tenerías

  Pan con vino y azúcar. Pan con chocolate. Si la leche había hecho nata al hervir, la comíamos sobre el pan con azúcar añadida. A veces, a escondidas, mojaba con leche o agua una tajada de pan y le añadía azúcar. Un capricho que nadie me prohibió, pero que creí ocultar. Cada día el porrón encima de la mesa de formica gris veteada. Aprendimos a beber en él. Amerau, decía papá. Tinto oscuro con agua.  De niña, esos vinos eran de casa. De los abuelos de Tardienta o del de Fañanás. Remotos recuerdos. Cuando compraron la casa de al lado ampliaron la vivienda con una nueva cocina y un comedor. Tuvimos nevera y televisión. Serían los sesenta. Con doce años me recuerdo haciendo deberes y estudiando en esa cocina. La cocina anterior siguió allí. Se pensó hacer en ella un buen cuarto de baño con bañera, pero nunca se hizo. Se unificaron las fachadas, pintándolas de amarillo mostaza. El amarillo elegido por papá. Un buen balcón en su habitación y uno de antepecho en el comedor. Tuvimos ...